Quiero compartir con vosotros un pequeño análisis teórico que realicé en torno al concepto de copia y original en el Siglo XVIII dentro de las colecciones de pintura del Museo del Prado.
Todos los jueves desde abril a junio, asistí como becaria al seminario: Dar vida eterna a las obras: trasposiciones de soporte y restauración en Europa a principios del siglo XIX, dirigido por Ana González Mozo en la Escuela Prado del Casón del Buen Retiro. Allí nos propuso que reflexionásemos en torno al concepto de copia y original. Espero que sea de vuestro interés:
En el panorama artístico español del siglo XVIII, el también llamado siglo Ilustrado o Edad de la Razón, el concepto de copia no se entendía de la misma manera negativa de la actualidad. Se realizaban copias de manera habitual tanto por aprendizaje artístico en las Academias, como por devoción a los grandes maestros. Un buen ejemplo de este espíritu ilustrado es Francisco de Goya y Lucientes quien estudia de cerca y copia las obras más importantes de Velázquez conservadas en Palacio. Al mismo tiempo que rinde homenaje al maestro consolida sus conocimientos de dibujo y aprende de forma autónoma la técnica del aguafuerte.


El concepto de original estaba presente, como es el caso de las facturas para la realización de los cartones de Goya en la Real Fábrica de Tapices de Santa Bárbara de Madrid realizados a partir de 1775, donde se especificaba que a partir de entonces los cartones eran “de su invención”i . El maestro se valió de este primer trabajo que comenzó en 1775 para demostrar su talento ante la corte.
Al mismo tiempo, una buena copia era bien valorada y los monarcas encargaron a diferentes artistas copias de sus retratos más célebres. Estos retratos se intercambiaron entre las diferentes familias reinantes en las cortes europeas con el objetivo de establecer alianzas matrimoniales.
Como prueba de estos encargos, se conserva una carta que el Marqués de Grimaldi escribe al Marqués de Montealegre en el año 1773: “La emperatriz de Rusia ha pedido los retratos del Rey y de los Príncipes Nuestros Señores. Se ha dado la orden a Don Francisco Bayeu y a Don Mariano Maella para que los hagan y se ha determinado que copien los que hizo Don Rafael Mengs”ii.
A finales de siglo es muy relevante la figura de Anton Rafael Mengs, que se convirtió en un paradigma educativo, ya que sus obras se copiaron como ejercicios de aprendizaje artístico al igual que los de los grandes maestros. Manuel Salvador Carmona, grabador casado con una hija de Mengs escribió: “sería muy importante hacer otros [dibujos] por obras de insignes profesores como Miguel Angel, Rafael, Carracci, Mengs, y otros pa. que. Los discipos. Se acostumbren a un buen estilo” iii
La obra Carlos III de Anton Rafael Mengs, pintada en 1765, se convirtió en imagen oficial del monarca y objeto de varias réplicas. En 1774 Mengs realizó una de ellas con el motivo de la fundación de la Real Orden de Carlos III.
Fig. 3. P02200. Carlos III, Anton Rafael Mengs, 1765. y Fig. 4. P05011. Carlos III, Anton Rafael Mengs, 1774
Dentro de la colección de obras pictóricas del Siglo XVIII del Museo Nacional del Prado, hay un total de 50 obras que se clasifican en el Sistema de Acceso a Colecciones como “copia”, de las cuales 16 están expuestas en las salas de la colección permanente del Museo (salas 020, 022, 032, 034, 035, 037, 088, 089, 092 y 102) y las restantes se encuentran depositadas en instituciones dentro y fuera de España, formando parte de lo que se denomina Prado Disperso.i
SALA 032
Quizá es la sala más interesante en cuanto a copias del XVIII pues presenta dos obras de Agustín Esteve y Marqués, quien pintó numerosas réplicas de retratos oficiales de los monarcas destinadas a instituciones oficiales. Esta labor como copista le otorgó el nombramiento de pintor de cámara. La Reina Mª Luisa de Parma escribió a Manuel Godoy, también llamado Príncipe de la Paz diciéndole: “quiero que tengas una copia hecha por Esteve”iv.
Fig. 5. P00728. La Reina Mª Luisa con mantilla, Agustín Esteve y Marqués, 1799-1800. Óleo sobre lienzo. Copia del retrato conservado en el Palacio Real.
Fig. 6. La Reina Mª Luisa con mantilla, Francisco de Goya, 1799. Óleo sobre lienzo, 210×130 cm. Palacio Real de Madrid.

Madrid, junio de 2017. Isabel González-Conde Santiago
BIBLIOGRAFÍA
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Pensamiento artístico español del Siglo XVIII: de Antonio Palomino a Francisco de Goya, Andrés Úbeda de los Cobos. Madrid: Aldeasa, 2001.
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The Perfectly Acceptable Practice of Literary Theft: Plagiarism, Copyright and the XVIII century. Jack Lynch. Colonial Williamsburg: The Journal of the Colonial Williamsburg Foundation, 2002.
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El Prado en el Ermitage, Museo Nacional del Prado, 2011.
Consulta web e imágenes : https://www.museodelprado.es/coleccion/
iEl 25 de mayo de 1775 entregó cinco diseños: un paño grande con la caza del jabalí, dos sobrepuertas con perros y arreos de caza y dos rinconeras de un cazador con sus perros. Debieron de tener buena acogida en la corte, ya que en adelante se le permitió crear cartones «de su invención», sin la supervisión directa del mayor de los Bayeu. Consulta web: https://www.museodelprado.es/aprende/enciclopedia/voz/cartones-para-tapices-goya/3057199f-4c46-491b-b0fe-c854679685c7
iiTexto extractado de Luna, J. J. en: El Prado en el Ermitage, Museo Nacional del Prado, 2011, pp. 168-169
iii Actas de la junta Extraordinaria celebrada con motivo de la reforma de los planes de estudio de la Academia de San Fernando. Reproducido en A. ÚBEDA DE LOS COBOS, Pintura, mentalidad, ideología… Vol. II, pág. 476.
iv En Madrid encontramos obras en el Convento de San Pascual, el Ministerio de Cultura, la Real Academia de Historia, la Real Basílica de San Francisco El Grande y el Tribunal Supremo de Justicia. También en la Sala de Exposiciones de la Torre Iberdrola en Bilbao, la Embajada de España en Buenos Aires, el Museo de Menorca en Mahón, el Museo Carmen Thyssen de Málaga, el Museo de Segovia y por último el Museo Balaguer en Villanueva y Geltrú.