Hoy he asistido como cada martes desde octubre al ciclo anual de conferencias organizado por la Fundación de Amigos Museo del Prado, que trata sobre los hitos históricos de sus colecciones. Me becaron para asistir, y uno de los compromisos que firmé fue entregar al final del ciclo una valoración personal. No voy a poner aquí todas las conferencias, pero sí quería hacer una pequeña reseña de la de hoy, impartida por Dña. Manuela Mena: Conservadora Jefe del Área de Pintura del S.XVIII y Goya, una figura muy importante de la institución en la que trabaja desde 1981. Fue subdirectora y entre otros cometidos dirigió el taller de Restauración del Museo, por lo que conoce muy de cerca el trabajo de los restauradores (con los que mantiene un diálogo muy fluído), los criterios que deben seguir para una buena intervención y la importancia de conocer la técnica del artista para llegar a comprender mejor su obra.
Durante la conferencia, Manuela nos ha hablado de la llegada de los cuadros de Goya al Museo del Prado, centrándose en las obras: Vuelo de brujas (1798) y la Marquesa de Santa Cruz (1805). Ambas son ejemplos únicos de la capacidad de invención de Goya y de cómo utiliza la metáfora para representar la realidad.
©Museo Nacional del Prado
La iconografía de las brujas aparece en el arte con Durero, siendo estos seres la representación del mal, responsables de la desaparición de los inocentes. Otros artistas como Delacroix, Pacheco y del entorno de Teniers, representaron las fechorías de las brujas, pudiendo influír en la obra de Goya. Pero, ¿qué es el vuelo de brujas?, ¿qué representa?. Según la profesora Mena, hay dos explicaciones:
1- La obra representa a brujas voladoras chupando sangre a una víctima, mientras que los personajes de la parte baja intentan escapar y el asno en un segundo plano permanece impasible en un paisaje desolado.
2- Goya plasma a unos seres sacerdotales que portan tiaras (no capirotes de la Inquisición), e insuflan a una figura que yace en éxtasis. El asno simboliza la ignorancia, la luz que baña la escena es símbolo del bien, el esfuerzo y la sabiduría, y el paisaje desolado es una metáfora de la montaña pelada por la que hay que ascender para alcanzar la realización masónica.
Con esta doble lectura termino, con una grandísima admiración por Goya y la capacidad que tienen sus obras de interrogarnos por sus múltiples significados.
Para ver la ficha técnica de la obra y más información: Link Museo del Prado colección